Autor: Carlos Riaño
Correo: ca.riano965@uniandes.edu.co
“Decía el gran escritor Jorge Luis Borges que, el fútbol es popular porque la estupidez es popular”
Pero todo parece indicar que dicha premisa está equivocada en el caso de Brasil, país organizador de la copa del mundo. Ya que a pesar de llamarse el país más futbolero del mundo, los brasileños se cansaron de los altos costos que le está significando al país la organización del mundial de futbol que dará inicio el 12 de Junio.
Dicho malestar comenzó a notarse en las protestas realizadas durante la Copa Confederaciones realizada el año pasado en Brasil, basta revisar algunas cifras relacionadas con la organización del mundial para entender el porqué de dichas protestas. Tomemos de ejemplo a una ciudad como Manaos, en la cual existe solo un equipo que juega en la 4ta división del futbol brasileño y que por mucho lleva a 500 personas a su estadio, en este caso resulta increíble pensar que, primero fuera seleccionada como sede del mundial y que segundo el costo total del estadio excediera en un 34% el presupuesto inicial.
Sumando el total de los sobrecostos de esta ciudad al de las demás ciudades organizadoras del campeonato mundial, la factura ya van en 14.000 millones y contando, y mientras esto ocurre en la organización de este magno evento, el crecimiento del PIB ha caído abruptamente en los últimos años según estadísticas del banco mundial, ya que en el 2011 el crecimiento registrado fue del 2,7% y para el 2012 del 0,9%, cifras que contrastan con el mayor crecimiento del PIB registrado en los últimos años, el cual fue del 7,5%.
A las cifras anteriormente mostradas, y a las protestas que se mencionaron al inicio de este artículo, se suma el hecho de que se acercan las elecciones presidenciales en Brasil, las cuales tendrán lugar en el mes de Octubre, momento en el cual Dilma Rousseff se juega la posibilidad de ser reelegida como presidenta. En este caso, ocurre algo similar a lo que ocurre con la organización del mundial, y es que parece que la reelección no va por buen camino. Esto se debe según la opinión del periodista Franco Norero, al hecho de que durante su gestión han estallado varios escándalos de gestión pública, entre los que se encuentra las denuncias por las pésimas condiciones de la cárcel de Maranhao, además del pésimo trabajado realizado en la organización del mundial de fútbol.
En consecuencia, y según lo mostrado por Norero, la aprobación de la actual presidenta brasileña se encuentra en caída libre, esto se muestra en el hecho de que posterior a las protestas ocurridas durante la copa confederaciones, está pasó de un 71% a un 45%. Incluso, según las encuentras mostradas por Norero la aprobación de la presidenta está cerca de llegar a la peligrosa línea de aprobación de tan solo el 30%, la cual implicaría según diversos analistas, que Rousseff a pesar de probablemente ser reelegida, tendría que ir a segunda vuelta. Lo que significa que ya no lograra arrasar de la misma manera que lo hizo en las elecciones del año 2010.
Con todo lo anteriormente expuesto, vale la pena hacerse cuestionamientos referentes a lo que ocurrirá en Brasil posterior al mundial. ¿Recibirá todo el país beneficios que compensen toda la inversión social que se dejó de realizar, por inyectar recursos a la infraestructura necesaria para organizar la copa del mundo?, esta pregunta viene al hecho de que según las declaraciones hechas por el Senador Álvaro Días, la inversión privada para la realización de la copa del mundo, solo ha sido de un 8 por ciento. A esto se suman las declaraciones del exfutbolista y ahora político, Romario, en la cual menciona que el beneficio para la FIFA será de alrededor de 1800 millones de dólares, de los cuales 450 millones debían de haber sido pagados en impuestos para Brasil, pero eso evidentemente ocurrirá.
Otro de los cuestionamientos relevantes que se pueden realizar en esta situación, es ¿Hasta qué punto esto eventos mundiales favorecen la imagen de los países que lo albergan?, esto partiendo del hecho de que el mundo entero no se está precisamente alabando la organización del mundial, sino que más bien se encuentra preocupado en el manejo de los recursos que se ha hecho para la realización de eventos y además están pendientes de las posibles protestas que puedan ocurrir durante el evento magno del mundo del futbol.
Por último, si en el país autodenominado el más futbolero del mundo, se están haciendo protestas por la realización del certamen más importante del planeta tierra y en cómo se está gastando el país su capital económico, ¿No deberíamos los colombianos, exigir que se respeten derechos como educación y salud, además de pedir que la provisión de los mismos sea de una alta calidad?
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